lunes, 15 de diciembre de 2014

El Novecentismo

Novecentismo




Novecentismo es la denominación de un movimiento estético, inicialmente artístico y literario, pero extendido a otros ámbitos de la cultura, que se asocia genéricamente a las vanguardias artísticas y literarias de comienzos del siglo XX. Agrupa a un conjunto de autores situados entre la Generación del 98 y la Generación del 27, por lo que también se identifica con la denominada Generación del 14.
El uso de ambas etiquetas (novecentismo y generación de 1914) no es totalmente intercambiable, puesto que el término novecentismo fue acuñado en catalán por Eugenio d'Ors (noucentisme) con un propósito más restringido al ámbito cultural catalán. Lo desarrolló en un conjunto de artículos publicados desde 1906, donde proponía la idea de un arte social y cívico, superador del modernismo o del simbolismo, que consideraba caducos y decadentes. Ya en 1901 su conferencia Amiel en Vich mostraba el rechazo al modernismo y la tradición romántica. En 1911 publicó el Almanach dels Noucentistes. El mismo año, el pintor Joaquim Sunyer expuso en Faianç Catalá; en lo que se consideró un manifiesto de la nueva estética. Esta propuesta de renovación de las artes plásticas se prolongaría en las décadas de 1910 y 1920.  

Entre los noucentistes literarios estarían, destacadamente, el propio D'Ors y Josep Carner; además de Narcís Oller, Joaquim Ruyra, Jacinto Grau, Carles Soldevila o Josep Maria Millàs-Raurell, entre otros. Los autores catalanes del noucentisme derivaban de la Renaixença pretendiendo elevar la cultura catalana a un nivel europeo. Buscaban la belleza y la perfección formal, con el gusto por palabras arcaicas, referencias clásicas y ritmos armónicos. Las pretensiones estéticas e ideológicas de los autores de la generación del 14 eran muy similares. Aunque no poseen conciencia de grupo, los novecentistas sí que compartían algunos rasgos coincidentes, entre sí y con los miembros de la generación de 1914, como su elevada preparación intelectual, su opción por la literatura ensayística, su europeísmo (que anteponen al castellanismo noventayochista); la obsesión constante por una obra «bien hecha», alejada de cualquier improvisación, y un gran cuidado de la forma.

También se utiliza el término mediterraneísmo (para designar especialmente a los artistas plásticos del movimiento noucentista: los pintores Joaquín Torres García, Joaquim Sunyer y Josep Maria Sert; y los escultores Josep Clarà, Manolo Hugué, Enric Casanovas, Julio González, Pablo Gargallo y Cristino Mallo. El catalán-francés Arístides Maillol, de una generación anterior, ha sido asociado a la estética de este movimiento (Mediterránea, 1905). Entre los músicos estarían Óscar Esplá, Joaquín Turina y Conrado del Campo.  Coetáneo de estos fue el gran violoncelista Pau Casals.
Se habla también de una arquitectura del noucentisme, diferenciada pero simultánea a la arquitectura modernista de las primeras décadas del siglo XX. arquitectos como Josep Goday o el arquitecto gerundense Rafael Masó i Valentí (1880-1935), seran unos de los más claros promotores de la arquitectura novecentista, mientras que Josep Maria Pericas mezla elementos modernistas y novecentistas, especialmente en obra civil. También incluso se llego a nombrar una jardinería noucentista.

El periodista y dibujante Junoy (Josep Maria Junoy i Muns), desconectado de D'Ors y el grupo noucentista, propuso la creación de una «escola mediterránia» con fundamentos estéticos similares (artículos desde 1911 en La Piedad, con el pseudónimo de Héctor Bielsa).

El Cubismo

El cubismo es una escuela y teoría estética de las artes plásticas y el diseño. Se caracteriza por la utilización de las formas geométricas, como los cubos, los triángulos y los rectángulos.
Cubismo
El movimiento nació en Francia y tuvo su apogeo entre 1907 y 1914. El término cubismo proviene del vocablo francés cubisme, que fue propuesto por el crítico Louis Vauxcelles. Este especialista hacía referencia a los cubos que aparecían en las pinturas de artistas como Pablo Picasso, Juan Gris y Georges Braque, entre otros exponentes del cubismo.
A partir de esta escuela estética se desarrollaron otras vanguardias europeas que revolucionaron el panorama artístico del siglo XX. Sin embargo, el cubismo está considerado como una vanguardia pionera ya que se encargó de romper con la perspectiva, el último principio renacentista que seguía vigente a comienzos de siglo.
Los cubistas buscaban descomponer las formas naturales y presentarlas mediante figuras geométricas que fragmentaban las superficies y las líneas. Esta perspectiva múltiple permitió, por ejemplo, reflejar un rostro tanto de frente como de perfil, ambos a la vez.
Otra característica del cubismo es la utilización de colores apagados como el verde y el gris, sobre todo en la primera época del movimiento. Con el tiempo, los cubistas comenzaron a incorporar colores más vivos.
Cabe destacar que, más allá de la pintura, el cubismo llegó a la literatura. Los caligramas combinan la poesía con los dibujos, al organizar el texto de una manera particular. El poeta francés Guillaume Apollinaire fue uno de los principales creadores de caligrama.
Entre otros nombres fundamentales del movimiento podemos citar a Juan Gris, Jean Metzinger, Albert Gleizes y Fernand Leger.
Diferentes fases del cubismo
CubismoComo punto de partida del movimiento podemos señalar “Las señoritas de Avignon” de Pablo Picasso, en 1907. Desde entonces, el cubismo planteó una nueva forma de arte; donde forma, perspectiva, movimiento y espacio eran protagonistas pero eran comprendidas de una forma estética muy diferente a la hasta entonces conocida. Se trataba de un arte mental, es decir que se desliga de la interpretación o la semejanza a la naturaleza.
Es importante señalar que fue esta la primera vanguardia que apareció en el arte gráfico, que se opuso rotundamente al movimiento en auge del momento, el Renacentismo donde se le daba una importancia fundamental a la perspectiva. En el cubismo, esta desapareció y se fragmentó en líneas y superficies; esta nueva forma de comprender la perspectiva recibió el nombre de perspectiva múltiple. Ya no existe un único punto de vista ni tampoco hay sensación de profundidad ni detalles.
En este movimiento existen dos fases bien diferenciadas:
* Cubismo Analítico: se lo conoce también como cubismo puro y es el más complejo de comprender. Se basa en la descomposición de formas y figuras geométricas para analizarlas y reordenarlas de una forma diferente y descompuesta.
* Cubismo Sintético: le siguió a la corriente anterior y se basó en la recomposición de los objetos, es decir ya no en el análisis detallado de sus formas, sino en captar la esencia de su fisonomía. Estos artistas resaltaban a través de colores y formas predominantes las partes más significativas de la figura. En esta etapa surgió la técnica del collage y el uso de elementos de la vida cotidiana permitiendo ofrecer una imagen global ofreciendo un referente concreto.
Por último cabe añadir que la aparición de la fotografía en escena fue fundamental para la liberación absoluta del arte gráfico. Al representar de forma más exacta que la pintura la propia realidad, permitió que ésta pudiera volverse más abstracta, al quitarle el peso de tener que representar las cosas tal cual aparecen en la realidad para transcribirlas.

Novela Dominicana en los años 1920

Biografía difusa de Sombra Castañeda de Veloz Maggiolo o La balada de Alfonsina Bairán de Andrés L. MLa Novela
La primera novela escrita por un dominicano es El Montero ( 1856), de la autoría de Pedro Francisco Bonó, y luego le siguió La fantasma de Higuey en 1857 de Francisco Angulo Guridi, la primera publicada en París y la segunda en La Habana, aunque algunos historiadores de la literatura dicen que la primera novela dominicana es Los amores de los indios de Angulo Guridi, escrita también en La Habana en 1843. . La novela dominicana no ha tenido la pujanza que han tenido otros géneros como la poesía, el ensayo y el cuento, a pesar del Enriquillo (1879) de Manuel de Jesús Galván, que es la gran novela indigenista del Nuevo Mundo. 

La novela es un género tardío en la República Dominicana. Surge bajo la influencia del romaticismo francés de Víctor Hugo. Como se ve, la historia de la literatura dominicana es la historia de la poesía o, más bien, de generaciones poéticas. Un gran hito de la novelística dominicana lo constituye la novela Sólo cenizas hallarás (bolero) de Pedro Vergés, con la que obtuvo los premios Blasco Ibañez y el de la crítica en España en 1980. 

La novela dominicana acusa tres momentos importantes de acuerdo a su tipología y temática: la “novela de la caña”, representada por Cañas y bueyes de Moscoso Puello, Over de Marrero Aristy y Jenjibre de Pérez Alfonseca; luego la “novela bíblica” de Carlos Esteban Deive, Veloz Maggiolo y Ramón Emilio Reyes y la “novela propagandística” como Los enemigos de la tierra de Requena, Trementina, clerén y bongó y “novelas costumbristas” como La cacica de Rafael Damirón, Baní o Engracia y Antoñica de F. Gregorio Billini, La mañosa de Juan Bosch y la triología de García Godoy, compuesta por Rufinito, Guanuma y Alma dominicana

Dentro de los novelistas más consagrados y de mayor proyección internacional en el momento actual se encuentra Marcio Veloz Maggiolo, autor de una decena de novelas, versátil escritor, pues ha cultivado, no sin aciertos, el cuento, el ensayo histórico-arqueológico, el teatro y la novela. Junto a Aída Cartagena Portalatín funda la novela experimental, el primero con Los ángeles de hueso (1967) y la segunda con Escalera para Electra (1970). No obstante esa realidad, muchos críticos literarios afirman que la gran novela dominicana aún no se ha escrito, a pesar de la existencia de novelas como La sangre de Tulio Manuel Cestero, Over de Ramón Marrero Aristy, La mañosa de Bosch, Biografía difusa de Sombra Castañeda de Veloz Maggiolo o La balada de Alfonsina Bairán de Andrés L. Mateo.ateo. 

modernidad poetica dominicana

La Poesía
El momento más espléndido de la poesía dominicana del siglo XIX es el que conforman Salomé Ureña, José Joaquín Pérez y Gastón Fernando Deligne, tres pilares donde descansa la modernidad de nuestra poesía de la época en sus vertientes patriótica, indigenista y psicológica. Pero no es sino en el siglo XX cuando nuestra poesía alcanza la categoría de moderna, con el surgimiento de las vanguardias.
La poesía es el género más cultivado desde Manuel María Valencia, el primer poeta romántico, pasando por Fabio Fiallo y otros que asimilan las influencias de las corrientes literarias europeas, hasta la irrupción incipiente del Modernismo en tres figuras importantes como Valentín Giró, Ricardo Pérez Alfonseca y Osvaldo Bazil, cuyas influencias de Darío languidecen con la aparición del Postumismo, hacia 1921. Tal es el caso de Otilio Vigil Díaz, el introductor de las vanguardias en las letras dominicanas, y gran renovador de nuestra lírica, influido por el Simbolismo francés. Así, funda el primer movimiento poético de carácter unipersonal, al que se le sumó Zacarías Espinal y al que denominó Vedrinismo, llamado así porque en sus versos intentaba hacer las piruetas que hacía en el aire un aviador francés de nombre Jules Vedrines.

Vigil Díaz introduce la modernidad al crear el verso libre y el poema en prosa con sus libros Góndolas (1912) y Galeras de Pafos (1921). Después de él, la poesía dominicana vive otro gran momento representado por Domingo Moreno Jimenes, al fundar, junto al filósofo Andrés Avelino y al poeta Rafael Augusto Zorrilla, el Postumismo, en 1921. Redactan un manifiesto en el que niegan las vanguardias y favorecen una poesía de carácter nacionalista que rescate el color local, el paisaje y la identidad del hombre dominicano. Con el Postumismo nuestra tradición poética se renueva y sacude para incubar nuevas voces que la fortalecen. A este movimiento le sigue la Poesía Sorprendida, el grupo más pujante y de una gran apertura estética, conformado por grandes poetas como Franklin Mieses Burgos, Antonio Fernández Spencer, Aída Cartagena Portalatín, Freddy Gatón Arce, entre otros. Este conjunto de poetas tenía como lema la “poesía con el hombre universal”, contrario al Postumismo. Después le sigue la generación de los Independientes del 40, integrada por Manuel del Cabral, Héctor Incháustegui Cabral, Pedro Mir y Tomás Hernández Franco, los cuales publicaron poemas emblemáticos como Compadre Mon, Hay un país en el mundo, Poema de una sola angustia y Yelidá . De los Sorprendidos se desprende otro grupo de poetas antijulllistas llamados la Generación del 48 conformada, entre otros, por Víctor Villegas, Lupo Hernández Rueda, Luis Alfredo Torres, Rafael Valera Benítez, Abelardo Vicioso, etc. En la década del 60, a raíz de la caída del régimen de Trujillo, surgen los escritores de la Generación del 60 con Marcio Valoz Maggiolo, Ramón Francisco, René del Risco, Jeannette Miller y Miguel Alfonseca. En la misma década, y como consecuencia de la Guerra de abril del 65, surge el movimiento llamado Poetas de Postguerra o Joven Poesía, con Mateo Morrison, Andrés L. Mateo, Enriquillo Sánchez, Tony Raful, Alexis Gómez Rosa, Enrique Eusebio, Soledad Álvarez, entre otros. En la década de los 80 aparece un movimiento poético que funda una ruptura con aquella generación al desentenderse de lo ideológico y de la circunstancia histórica, creando una poesía del pensamiento y la reflexión sobre otros temas: no ya lo social, sino lo filosófico, la muerte y lo erótico. Entre esos poetas están José Mármol, Plinio Chahín, Dionisio de Jesús, Médar Serrata, Víctor Bidó, José Alejandro Peña, etc. Cabe destacar dos poetas de transición de finales de la década del 70 y principios del 80 como son José Enrique García, autor del libro El fabulador y de Cayo Claudio Espinal, autor de los libros Utopía de los vínculos y Banquetes de aflicción